No hay dudas: el Tour de Francia ocupa el top ten de los eventos deportivos más importante del planeta. Tanto que genera ganancias millonarias y su existencia es imprescindible para el movimiento económico del ciclismo mundial. Los 170 hombres que por estos días transitan de manera serpenteante por los Pirineos franceses antes de tomar rumbo a los Campos Elíseos, de París, se someten a una exigencia física suprema. No hay otra competencia, en cualquier otra disciplina, que lleve el esfuerzo a semejante punto. Un extremo que para muchos es, incluso, inhumano.
Y el mayor premio al que aspira un atleta que se entrega a tamaña proeza no es otro que la gloria de vestirse con un emblemático maillot amarillo. Porque la realidad es que el incentivo económico para el ganador de la prueba es magro si se lo compara con otros deportes.
Teniendo en cuenta los ingresos y los millones de televidentes que siguen atentamente en 200 países las 21 etapas del Tour de Francia, llama la atención que la prueba más icónica del ciclismo mundial maneje números tan magros para recompensar tanto esfuerzo y peligro a lo largo de los 3400 kilómetros de recorrido. Con jornadas diarias de entre cuatro y cinco horas de pedaleo, en las que se debe atravesar los Alpes franceses y soportar las subidas y bajadas de los Pirineos, el Tour es la prueba más dura del calendario de la Unión Ciclística y la que ningún ciclista quiere perderse. Aún en medio del riesgo sanitario que implican los rebrotes del coronavirus en todo Francia.
Los 500.000 euros que gane el campeón del presente Tour serán solo un simbolismo. La gloria vale mucho más que el dinero en la ronda gala. Hay más recompensas para las etapas diarias. Pero son igual de exiguas si se la compara con otros deportes.
Llevar por un día el famoso maillot de líder supone unos 500 euros diarios; ganar una etapa es premiado con 11.000 euros, y ser top 10 en una de ellas con apenas 600 euros. En tanto, ser el equipo ganador de general les reporta 50.000 euros de premios. La cantidad es muy escasa si se tiene en cuenta los 160 millones que factura en bruto -el 50% corresponde por derechos de televisación- y que el mayor anunciante, el banco LCL, aporta unos diez millones de dólares por exhibir su logo en el maillot amarillo del líder (el que menos invierte desembolsa unos 250.000 euros).
Comparativamente, los premios que entrega el Tour están a años luz de los que otorgan otros eventos deportivos de relevancia mundial, y que son mucho menos extenuantes para sus atletas. Incluso, con algunos que también se disputan en suelo francés, como el Grand Slam de tenis de Roland Garros, que para este año tiene previsto repartir 44.000.000 de euros en premios, con un aumento de dos millones más respecto a lo presupuestado en 2019. Sin ir más lejos, Rafael Nadal se llevó 2,3 millones de euros por su último título.
No es una tarea sencilla comparar la exigencia de los diferentes deportistas, pero se podría tratar de evaluar horas de entrenamiento y de competencia. Y en ese aspecto, el ciclismo está entre los más demandantes. Pero eso no necesariamente significa que lo haga merecedor de mayores ganancias. Porque la popularidad, audiencia y generación de ingresos también deben ser ubicados en la balanza.
En este juego, sin embargo, pueden establecerse dos comparaciones económicas muy directas. Una es la de los premios de competencias de gran trascendencia internacional. Por mencionar algunos casos al azar: el último ganador de las 500 millas de Indianápolis, el francés Simon Pagenaud, se llevó unos 3 millones dólares; el reconocido boxeador mexicano Saúl Canelo Álvarez, embolsa por pelea unos 50 millones. Y, en el golf, la FedEx Cup le da 15 millones al vencedor. Números inalcanzables para los 500.000 que ofrece el Tour.
Otra mirada es la de los deportistas que suelen encumbrarse en la lista de Forbes en la que, naturalmente, no figura ningún ciclista. Pero esa lista también tiene aclaraciones varias. Una cosa es el dinero que los atletas atesoran por sus conquistas deportivas y una muy distinta es la que suman por sus patrocinios.
Roger Federer encabeza la lista en 2020 luego de que los futbolistas recortaran sus salarios para ayudar a los clubes por las pérdidas causadas por la pandemia. En el último registro interanual, el tenista suizo sumó 6,3 millones en premios del circuito ATP, pero si se suman los 100 millones que gana por la utilización de su imagen, llega a los 106,3 millones que lo depositan en el primer lugar.
Cristiano Ronaldo, que cobra 60 millones de salario en Juventus, le agrega otros 45 en publicidad, por lo que es el segundo (105, en total). Y Lionel Messi, que cobra más por jugar (72 millones), tiene unos 32 millones de ingresos en patrocinios, los que lo ubican en el tercer puesto (104).
¿Cuáles son los otros deportes en los que se gana mucho dinero? Stephen Curry gana algo más de 40 millones de dólares por año en Golden State, en la NBA; Kirk Cousins, jugador de fútbol americano de Minnesota Vikings, tiene un salario de 58 millones anuales. El golfista Justin Thomas es el actual líder en premios del PGA Tour, lleva recaudados 7,3 millones. ¿Y los ciclistas? El sueldo del eslovaco Peter Sagan, el ciclista mejor pago de la actualidad, es de unos 5,5 millones de euros en el conjunto alemán Bora-Hansgrohe, mientras que el colombiano Egan Bernal, último campeón del Tour, cobra 2.700.000 euros por año en el poderoso equipo Ineos.
Como siempre, sin poder establecer un razonamiento de equivalencias, otro deporte de gran rigor físico, como el rugby, también tiene salarios que no se pueden comparar con otros deportes. En 2019, antes de que el coronavirus desvirtuara todos los marcos de referencias salariales, los dos jugadores que más dinero ganaban eran el australiano Matt Giteau y el neozelandés Dan Carter, con 1,4 millón de dólares.
Aunque el Tour está entre las pruebas más atractivas del deporte mundial, todavía parece no haber alcanzado un desarrollo en las audiencias que le conceda dar un salto cualitativo en el mercado. Uno que les permitan a los ciclistas una recompensa acorde con la osadía con la que afrontan semejante sacrificio.
El esloveno Pogacar gana la novena etapa; Roglic lidera
El esloveno Tadej Pogacar ganó la novena etapa de la edición 107 del Tour de Francia, cuya clasificación general comanda ahora su compatriota Primoz Roglic, quien desplazó del liderazgo al británico Adam Yates.
Pogacar, del equipo UAE-Team Emirates, ganó con un tiempo de 3 horas, 55 minutos y 17 segundos el tramo de 153 kilómetros entre Pau y Laruns.
A su vez, Roglic (Jumbo Visma) se convirtió en el nuevo líder de la «Grande Boucle» al encabezar el grupo que finalizó con el mismo tiempo detrás de Pogacar, que con 21 años celebró su primer triunfo en una etapa de la tradicional competencia.
El suizo Marc Hirschi (Sunweb) completó el podio al cruzar la meta delante del campeón defensor, el colombiano Egan Bernal (Ineos) y del español Mikel Landa (Bahrein McLaren).
Roglic comanda ahora la general con una ventaja de 21″ sobre Bernal y a 62″ de Yates (Mitchelton-Scott), que ahora figura octavo en la cita, que este lunes ofrecerá al pelotón su primera jornada de descanso.