El Hombre del Mazo. Las «Pájaras»

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Se acerca la primavera y conjuntamente con ello, más y más adeptos al ciclismo se preparan para las salidas grupales o individuales, como así también las competencias para aquellos que toman al ciclismo como un estilo de vida.
A continuación te dejamos un excelente articulo sobre uno de los problemas habituales que los biker, expertos o principiantes, hay padecido aunque sea una vez en su vida deportiva.

Todo aquel practicante del ciclismo que se precie, ha de haber visto en al menos una ocasión, al “Hombre del Mazo”.

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Es característico de este deporte, porque se trata de una disciplina que reúne todas las condiciones necesarias para que se facilite un claro desfallecimiento en alguna ocasión, durante la vida deportiva del ciclista:

– Deporte de un elevado gasto energético

– Pruebas, en ocasiones, de una duración superior a las 5 – 6 horas

– Dificultad para hidratarse y/o nutrirse adecuadamente debido a la orografía, ataques de rivales, condiciones climatológicas adversas, etc.

– El ciclista inexperto es presa fácil de esta situación

Definición: Podríamos definir el término Pájara, como la situación física puntual del deportista, en la que se ve envuelto durante el transcurso de la competición o entrenamiento, en un pronunciado descenso de sus capacidades físicas y psíquicas, propiciados por el esfuerzo continuado y una deficitaria hidratación y/o alimentación.

El ciclista inmerso en una pájara, además de verse limitado en su condición física y ver cómo no puede seguir a sus compañeros, siente a su vez, un desfallecimiento psicológico y emocional. Ciertamente, se sume en una sensación de “soledad” absoluta, apatía, desgana, pasividad. El Cerebro necesita energía, y si no la obtiene, provoca mareos, desorientación, vértigos…

La pájara se produce por una mala gestión, por parte del ciclista, tanto de su hidratación como de su alimentación.

El organismo almacena el Glucógeno a lo largo de su sistema muscular y en el hígado. Estas reservas energéticas han de reponerse conforme se van extinguiendo por el esfuerzo. De no ser así, un gasto energético sostenido, y una falta de ingesta energética apropiada, ocasionará tarde o temprano un brutal desfallecimiento, muy fácil de evitar, y muy difícil de reconducir.

Causas por las que puede aparecer la fatiga al montar en bicicleta

El mejor remedio para evitar la aparición del Hombre del Mazo es la “prevención”. Efectivamente, los casos de pájaras, generalmente, son ocasionados por:

– Descuidos: el deportista olvida alimentarse regularmente durante el entrenamiento o competición. Inmerso en otros asuntos paralelos como puede ser la estrategia de la prueba, el recorrido del entrenamiento, la charla con el compañero, etc. olvida nutrirse convenientemente.

– Orografía: generalmente durante la competición. Estando previsto tras revisar el libro de ruta de la etapa, dónde sería más conveniente nutrirse durante la prueba; en ocasiones es imposible efectuarlo en el citado punto porque se ha producido un ataque, o un inoportuno pinchazo nos ha impedido comer en ese tramo, y a continuación se inicia el ascenso a un puerto, o el descenso de uno muy técnico y delicado que retrasa mucho la siguiente ingesta calórica.

– Estado de forma: cuando no estamos bien preparados físicamente, el gasto energético es mucho mayor que cuando nos encontramos en forma, y es muy probable que la ingesta energética haya que incrementarla proporcionalmente, cosa que no suele tenerse en cuenta.

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¿Qué hacer si somos presa de una pájara?

Ante todo, ser fuerte psicológicamente, y para ello nada mejor que saber en todo momento qué está pasando, por qué está pasando y cuáles son sus consecuencias. Tras lo citado con anterioridad, sabemos que se produce por un déficit calórico, así que el tratamiento ha de ir encaminado a revertir esa situación.

El problema más importante al que nos vemos sometidos en este proceso de recarga energética que necesitamos hacer del organismo, es que la actividad física continúa, con lo que el cuerpo sigue precisando glucógeno para proseguir con la actividad.

La solución más efectiva es mantener un ritmo sostenido de actividad física (seguir pedaleando en este caso) y comenzar cuanto antes mejor, con la ingesta inicial de carbohidratos de absorción rápida, tales como: glucosas, azúcares, pastelillos, barras energéticas, bebidas energéticas carbohidratadas y/o isotónicas, para tratar de obtener un rápido efecto euforizante, tan necesario a nivel físico como mental.

A continuación deberíamos seguir aportando en pequeñas dosis, carbohidratos de cadena media que nos estabilicen un poco los niveles de azúcar en sangre y evitar que el cuerpo se defienda de ese “subidón” de azúcar, generando picos de insulina. También las grasas nos ayudan en este sentido, tomando frutos secos y similares.

Existe una máxima a propósito de comer en carrera o en entrenamientos exigentes:

“Aliméntate regularmente durante la actividad física, porque una cosa está
muy clara: si durante la prueba o entrenamiento llegas a sentir hambre…
ya es demasiado tarde».

Por José Manuel Movellan.

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