En 2019 cambió de sexo y hoy rompe marcas en cada prueba tras un año apartada de las piscinas por un tratamiento obligatorio de testosterona.
La historia de Lia Thomas mantiene cautiva al deporte norteamericano. La nadadora que hasta 2019 compitió como hombre (su nombre era Will) y formó parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania durante tres años, cambió de sexo y aguardó un año para cumplir con el tratamiento de 12 meses para suprimir la testosterona. Desde noviembre de 2021 volvió a competir con mujeres, bate récords y también genera polémica.
Lia tiene 22 años y nación en Austin, Texas. Luego de que rompiera marcas tanto en su universidad como en la Ivy League (conferencia deportiva de la NCAA compuesta por ocho universidades privadas del nordeste de Estados Unidos), incluso registrando el mejor tiempo de la temporada en Estados Unidos en las 200 yardas libres, la jueza de la Federación USA Swimming Cynthia Millen renunció a su cargo en señal de protesta por el caso de la nadadora transexual: “No pretendo criticar a Lia, pase lo que pase, es una hija de Dios, una persona preciosa, pero es un cuerpo masculino nadando contra el femenino. Ese cuerpo masculino nunca puede cambiar. Ese cuerpo masculino siempre será un cuerpo masculino”.
Esta no fue la única repercusión que se generó en torno al caso de Lia, ya que a la NCAA (Asociación Nacional Deportiva Universitaria) llegó una carta firmada por un grupo de padres de nadadoras del equipo de Pensilvania en la que se refirieron a Thomas como una amenaza para el deporte femenino: ”El precedente que se está sentando, en el que las mujeres no tienen un espacio protegido y equitativo para competir, es una amenaza directa para las atletas femeninas en todos los deportes”.
Quien hizo ruido con su reflexión y le dio visibilidad al tema fue la ex tenista checa Martina Navrátilová, quien respaldó a la ex campeona olímpica de natación y hoy abogada y directora de Champion Women, Nancy Lynn Hogshead. La ex nadadora que ganó tres medallas de oro y una de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 apuntó en un artículo del Daily Mail: “A las mujeres transgénero se les debe permitir competir en el deporte femenino, siempre que puedan demostrar que han mitigado las ventajas atléticas que conlleva la pubertad masculina”.
Y agregó: “Como abogada de derechos civiles, puedo asegurarles que no es justo que la mujer transgénero Lia Thomas compita por la Universidad de Pensilvania en la NCAA. Su dominio de la categoría femenina no está haciendo nada por generar una mayor empatía en la sociedad por las prácticas inclusivas para la comunidad transgénero”. Navrátilová compartió su texto en Twitter y mencionó sobre el mismo: “Una visión justa y razonada de la inclusión de las mujeres trans en los deportes de mujeres, en mi opinión. ¡Bien hecho Nancy!”.
Thomas argumentó que se percató de ser transexual en 2018: “Había mucha incertidumbre. No sabía qué podía hacer. Decidí nadar esa temporada como hombre, sin salir del armario, y eso me causó mucha angustia. Luché, mi salud mental no era muy buena. Sufrí mucha inquietud y me sentí atrapada en mi cuerpo. Fue cuando decidí que había llegado el momento de comenzar mi transición”. Al año siguiente comenzó el tratamiento hormonal, pero continuó en la categoría masculina por un tiempo hasta que la NCAA aprobó su expediente y permitió el traspaso al equipo femenino.
La revista especializada Swimming World comparó esta situación con la de los dopajes en la década del 70 por parte de las nadadoras de la República Democrática de Alemania: “A pesar de los supresores hormonales que ha tomado de acuerdo con las pautas de la NCAA, la ventaja de Lia Thomas en la pubertad masculina no se ha reducido en una cantidad adecuada. El hecho es que, durante casi 20 años, desarrolló músculo y se benefició de la testosterona producida naturalmente por su cuerpo. Esa fuerza no desaparece de la noche a la mañana, ni con un año de supresores. En consecuencia, Thomas se sumerge en el agua con una ventaja inherente respecto a las demás”.
Este no es el único debate que surgió en el deporte con individuos transgénero: un ex sargento de las fuerzas especiales estadounidenses que transicionó a mujer (Alana McLaughlin) le ganó con notable facilidad un combate a la luchadora de MMA profesional Celine Provost. El famoso periodista británico Pierce Morgan aportó su pensamiento en un editorial del Daily Mail: “Celine Provost podría haber sido asesinada ya que las llamadas ‘feministas progresistas’ de todo el mundo dieron la bienvenida y celebraron el evento que podría haberlo causado”.