ADELIO MÁRQUEZ, UNA ÉPOCA DEL SPRINT

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En breve se cumplirán los 75 años de una de las carreras históricas de nuestro atletismo: la final de los 100 metros en los Campeonatos Nacionales, en la tarde del sábado 1° de diciembre y sobre la pista de carbonilla del Club de Gimnasia y Esgrima, en Palermo. En la cumbre del duelo que se convirtió en un clásico argentino de la velocidad, Gerardo Bönnhoff se impuso con 10s.3, una décima por delante de Adelio Márquez. Así el popular “Laucha”, quien tenía apenas 19 años, quedaba a sólo 1/10 del tope mundial de Jesse Owens, aunque su registro recién fue homologado como récord nacional y sudamericano quince meses más tarde, cuando recibió la nacionalidad argentina (había nacido en Berlin). Bönnhoff haría historia en una extensa y notable campaña –fue finalista olímpico de los 200 metros en Helsinki- y permaneció activo hasta principios de la década del 60. Pero Adelio Márquez, además de ser “el” rival en la pista, también fue su amigo personal, el acompañante en múltiples emprendimientos por el atletismo. Y también fue un hombre que dejó una magnífica huella en nuestro historial de la velocidad, con títulos sudamericanos y medalla panamericana incluidos.

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Nacido el 24 de marzo de 1924 en Buenos Aires, Márquez se inició en el atletismo cuando participó con pruebas intercolegiales representando al Otto Krause, donde cursaba la secundaria. “En realidad, mi padre estaba destinado a ser futbolista. Jugó en las inferiores de Racing y después, en San Lorenzo. Pero creo que allí Francisco Mura vio un día sus condiciones de velocista y lo convenció de que se dedicara al atletismo” cuenta su hijo Marcelo, quien también fue sprinter durante la década del 80.

En las primeras décadas de nuestro atletismo federado, la Argentina había contado con varios velocistas de excepción como Juan Bautista Pina (semifinalista olímpico en Amsterdam), Carlos Bianchi Luti (finalista de 200 en los Juegos de Los Angeles) y el relevo que alcanzó el 4° lugar en Berlin 36. Pero Márquez emergió como un auténtico talento a principios de los 40 bajo la guía de Don Pancho Mura y con los colores del Ciclón. “Entrenaban en la cancha y sólo cuando estaba con la Selección Argentina podía prepararse en la pista, en GEBA o en River”, apunta Marcelo.

La temporada de 1943 y todavía con edad de junior marcó el despegue de Adelio Márquez. En mayo se consagró campeón sudamericano en Santiago de Chile con 10s.8 en los 100, aventajando por una décima a otro de los que sería sus clásicos rivales, el uruguayo Walter Pérez. “Márquez, el velocista argentino, dio la sorpresa en los 100 metros planos. Nadie dudaba de la victoria de Pérez, y aunque veían que el argentino iba adelante al promediar la prueba, todos esperaban la reacción de Pérez. Esta nunca llegó y tuvo que conformarse con el segundo puesto”, comentó la revista Estadio. Sobre 200 metros, se impuso el local Roberto Valenzuela  -tercero de los 100 metros- con 22s2, con Márquez a una décima. Y éste se llevó otro título con la posta corta.

La ausencia de Brasil le restó algo de lucimiento a ese Campeonato –en el caso de la velocidad contaban con el astro de la época, José Bento de Assis Junior- pero la evolución técnica de Márquez desde ese momento fue constante. Y también, como a varias figuras de aquella generación atlética (principalmente el fondista Raúl Ibarra), la cancelación de los Juegos Olímpicos por el drama de la Segunda Guerra Mundial los privó de mostrarse en el primer nivel internacional.

Al llegar la temporada de primavera, Márquez se mostraba imparable. El 6 de noviembre, durante el Campeonato Interclubes, igualó el récord sudamericano de los 100 metros con 10s.4, quedando segundo el rosarino Carlos Isaack con 10s.5 y tercero, el uruguayo Pérez. Semanas después, se adueñó de todos los títulos nacionales de velocidad: marcó 10s.2 en el hectómetro –marca mundial, no homologada por el fuerte viento a favor- y 21s5 en los 200, sumando un tercer título con el relevo.

Y el 19 de diciembre, durante el Campeonato Rioplatense y una vez más en la pista de GEBA, batió el tope nacional de los 200 metros con 21s.3, una marca que recién pudo batir Luis Vienna en 1961. El día anterior, Pérez (10s.5) había superado a Márquez en los 100 llanos, pero en los 200 se venía del desquite: récord para Márquez y descalificación para el velocista uruguayo por partidas en falso.

En octubre del 44, Márquez repite sus 21.3 en los 200. Si bien la actividad internacional estaba prácticamente paralizada, puede mencionarse que ese registro sólo fue superado en esa temporada por el triniteño Emanuel McDonald-Bailey, más adelante finalista olímpico. Y en los Campeonatos Nacionales, ya se palpitaban los duelos con Bönnhoff: en los 100 metros, ambos marcaron 10.4 igualando el récord sudamericano, mientras Márquez prevaleció con más luz en los 200 (21.7 a 21.9). Ambos unieron sus fuerzas, como lo harían en los seleccionados locales y nacionales, para ganar la posta.

La misión de la defensa del título sudamericano en Montevideo (1945) era mucho más complicada con el retorno de Bento de Assis. Este desplegó toda su calidad en aquel Campeonato, llevándose cinco medallas de oro entre velocidad y salto en largo, algo que sólo habían logrado los chilenos Manuel Plaza (fondista) y “Potrerillo” Salinas (velocista) en décadas anteriores. Márquez protagonizó una gran carrera con el brasileño sobre 200, que éste resolvió por apenas una décima (21 a 21.4). En los 100 metros, el brasileño ganó con 10.5, Pérez se llevó la medalla de plata y Márquez quedó tercero, ambos con 10.7.

Y meses más tarde llegaría el Nacional, con la histórica final de los 100 metros. Ya en las eliminatorias, Márquez y Bönnhoff volvieron a igualar el récord con 10.4. Y desde la prueba decisiva, Bönnhoff se convirtió en el líder de su generación, mientras la campaña de Márquez ya no tendría tanta continuidad. “Entre el servicio militar, las obligaciones laborales y algunas lesiones, tuvo que dejar por algún tiempo y no pudo mantener aquel nivel”, cuenta su hijo. Igualmente tuvo presencia en varios campeonatos hasta finales de la década. Y la realización de los primeros Juegos Panamericanos en Buenos Aires (1951) representaron un nuevo estímulo para él. En los Campeonatos Nacionales previos, escoltó a Bönnhoff en las dos pruebas de velocidad y se ganó un lugar en el equipo. También conservó los recuerdos de aquellos Panamericanos, como una carta del presidente Juan Domingo Perón a todos los atletas argentinos:

Como usted, he sido joven y he sido deportista. Por eso puedo escribirle como compañero y como argentino. Defender los sagrados colores de nuestra bandera en una justa deportiva presupone el mismo honor y el mismo sacrificio que hacerlo en cualquier otra ocasión. A la Patria se la defiende de una sola manera: con toda el alma, con toda la vida. Recuerde compañero que en esa defensa usted es la síntesis de todo un pueblo. Es la expresión del poderío físico y espiritual de ese pueblo y de su raza. En usted estarán puestos los ojos y el corazón de todos los argentinos y de usted depende su alegría, su satisfacción o su tristeza. En los deportes, como en todas las cosas de la vida se vence con la cabeza, se llega con el corazón y se llega aún más allá con la voluntad tenaz e inflexible de vencer. El cuerpo y su entrenamiento hacen el resto”.

Adelio Márquez fue semifinalista de los 100 y 200 metros en aquellos Panamericanos, que reunieron a varios de los mejores sprinters del mundo, como lo indican las medallas de esas pruebas: oro para el cubano Fortún Chacón, plata para el estadounidense Arthur Bragg, bronce para el jamaiquino Herbert McKenley. Pero la mayor satisfacción de Márquez se dio en el relevo 4×100: junto a Mariano Acosta, Fernando Lapuente y Bönnhoff marcaron 41s.8, llevándose la medalla de bronce, algo que ningún equipo argentino pudo repetir desde entonces en la posta corta.

Después, se retiró de las pistas. Trabajó –hasta su jubilación- en Entel. Pero también lo hizo en el atletismo, entrenando equipos en River durante la época de la presidencia de Julián Willian Kent y en la Asociación Alemana de Quilmes. También fue preparador físico de los árbitros de la AFA, inclusive hasta el Mundial de 1978. Falleció el 18 de marzo de 2010.

Sus récords

. 100 metros. Igualó tres veces el récord sudamericano con 10.4 (6-11-43, 2-12-44 y 1-12-45, siempre en Buenos Aires)

. 200 metros. Con 21.3 (19-12.43 en Buenos Aires) fijó el récord nacional, que igualó al año siguiente (22-10.44).

. Adelio Márquez también tiene la marca nacional de las 100 yardas con 9s.6 (11-6-44)

Actuación en Campeonatos Nacionales

Totalizó 12 medallas de oro, 5 de plata y 1 de bronce, entre 1942 y 1950.

1942: subcampeón en 100, tercero en 200 y campeón en posta 4×100

1943: campeón en 100 (10.2w), 200 (21.5) y posta 4×100

1944: campeón en 100 (10.4), 200 (21.7) y posta 4×100

1945: subcampeón en 100 (10.4) y campeón en posta 4×100

1946: campeón en 100 (10.6) y posta 4×100

1949: subcampeón en 100 (10.9), 4° en 200 (22.5) y campeón en posta 4×100

1950: subcampeón en 100 (10.8) y 200 (22.1), campeón en posta 4×100

Actuación internacional

1943, Campeonato Sudamericano en Santiago de Chile: campeón en 100 (10.8) y posta 4×100, 3° en 200 (22.3)

1945, Campeonato  Sudamericano en Montevideo: 3° en 100 (10.7), 2° en 200 (21.4) y posta 4×100 (42.0)

1946, Sudamericano Extra en Santiago de Chile: 4° en 100 (11.0), 3° en 200 (22.1) y campeón en 4×100

1947, Campeonato Sudamericano en Rio de Janeiro: 4° en 100 (11.5) y campeón en 4×100

1949, Campeonato Sudamericano en Lima: 2° en 4×100 (42.3)

1951, Juegos Panamericanos en Buenos Aires: semifinalista en 100 y 200, medalla de bronce en 4×100 (41.8).

Por CADA / Figuras en el recuerdo

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